Hace unas noches, hablando sobre el dinero que libra la Diputación de Jaén, comenté en un bar que por qué, en vez de destinarlos a ayudar al -por ejemplo- pueblo saharawi, no se emplea en carreteras de Jaén, que hace más falta.
Comienzo con: La historia de un magnicidio
Total que mi amigo me dice: Es que yo creo que con los saharawis España tiene una deuda pendiente.
A lo que le dije: no y te voy a contar la historia.
Desde 1960, en plena ola descolonizadora, nuestro país se vio obligado a informar a la ONU de que administraba territorios no autónomos, llamados ‘provincias’, (Guinea, Ifni) quedando el Sahara, reconocimiento que obligaba a garantizar el derecho a la autodeterminación de su población.
La retrocesión en 1967 de Ifni a Marruecos no apaciguó las relaciones con este país que reivindicaba también el Sahara, amén de Ceuta y Melilla -Ésta dos fueron conquistadas la primera por Portugal y la segunda por la Casa de Medina-Sidonia en 1597- cuando Marruecos ni existía
Además, la pérdida de influencia de España en Guinea, tras su independencia en 1968 (que contó en su momento con ¡partidos políticos, elecciones y gobierno autónomo!) hizo que vacilara en qué hacer con el Sahara, más cuando no estaba claro qué población debía participar en el proceso de autodeterminación y qué países debían ser tenidos en cuenta
La “desgracia” del rico subsuelo, no solo los fosfatos de Bu Craa, y la posición estratégica del Sahara, internacionalizan y complican más la disputa.
«No nos interesa que España esté en África»
En octubre de 1973, seguramente por primera vez, el secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger conocía la existencia del Sáhara español: el ministro de Asuntos Exteriores marroquí le planteaba sus quejas por la próxima independencia
y le advertía de que podía caer bajo el influjo de Argelia y la URSS. A partir de aquí, Rabat repartió las cartas y Washington y Madrid siguieron su juego.
Poco antes del atentado, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, había estado en Madrid.
Mantuvo una reunión con Carrero y visitó la embajada de su país, en el número 75 de la calle Serrano, a apenas 10 minutos andando del semisótano donde el Comando Txiquia ultimaba los preparativos para liquidar al presidente.
Es de suponer que los servicios de seguridad americanos hicieron un barrido de la zona para evitar posibles atentados, y más en una época –la guerra de Vietnam acababa de terminar– en la que Kissinger no era bien recibido en casi ningún sitio.
Ni el portero, ni los americanos, ni el ministro del Interior, Carlos Arias Navarro, que acabó sucediendo a Carrero en la Presidencia del Gobierno, se enteraron de nada. Da que pensar
La CIA puso los explosivos El tonto útil lo puso ETA.
El explosivo fue alterado con el componente C-4 (ciclotrimetilentrinitramina, también se conoce como RDX), de uso militar y ampliamente utilizado por el Ejército de Estados Unidos en la guerra de Vietnam.
¿Cómo podía ser introducido en España el C-4? Las vías más directas e inmediatas eran las bases americanas, especialmente las de Rota (Cádiz) y Torrejón de Ardoz (Madrid) por albergar un mayor tráfico de mercancías.
Henry Kissinger le había dicho el día antes a Carrero Blanco que España se estaba volviendo peligrosa.
Carrero le dijo que no, que España se estaba volviendo importante.
Kissinger le dijo que no, que cuando España había sido importante, se había vuelto peligrosa.
Carrero sin muchas simpatías con EEUU ni Israel, quería una relación entre iguales con los estadounidenses: si querían seguir utilizando las bases en territorio español tendrían que compartir sofisticada tecnología militar y comprometerse a defender al país en caso de ataque.
La víspera del atentado en el que murió, el 19 de diciembre de 1973, Carrero Blanco se reunió con Kissinger, con la idea de presionarle para que firmase un nuevo tratado de colaboración que incluyese sus peticiones.
Bajo el brazo llevaba dos folios que resumían el Proyecto Islero: España podía fabricar bombas atómicas, y lo haría si no se llegaba a un acuerdo por el que EEUU garantizase su seguridad.
Horas después, Carrero Blanco moría.
Pero hay más.
En 1972, Carrero Blanco y la Presidencia del Gobierno asumieron el protagonismo del tema, -que Marruecos, USA y la ONU imponen a España para descolonizar el Sháhara- decretando el secreto oficial e iniciando una serie de maniobras dilatorias.
Marruecos desencadena contra España una ofensiva diplomática –y de hostigamiento militar de baja intensidad en el Sahara–de tal forma que consigue que la ONU, además de hacer suya su propuesta de que el Tribunal Internacional de La Haya dictamine sobre los posibles derechos de Marruecos, paralice el referéndum anunciado por España.
España por aquel entonces, estaba en proceso de constituir una alianza con Siria, Egipto, Jordania, y andábamos muy de colegueo con Iraq. En cuanto a EEUU, Franco sólo le hacía caso cuando le convenía. En 1973, durante la guerra de Yom Kippur…los americanos pidieron a Carrero Blanco permiso para usar las bases españolas para sus aviones en esa guerra y el Presidente se negó
Los fosfatos del Sahara español
Empresa Nacional Minera del Sáhara, que en 1968 se transformó en Fosfatos de Bucraa, S. A., llamada Fos Bucraa.
Los españoles construyeron una cinta transportadora de los fosfatos desde la mina a la costa que, debido a su extensión, unos cien kilómetros, es la más grande del mundo.
Esta cinta se convirtió enseguida en objetivo para los polisarios. Al menos tres veces se interrumpió su funcionamiento debido a sabotajes y ataques
La zona empezó a llamar la atención, debido al desplazamiento de tropas españolas para proteger la mina a cielo abierto de Bu Craá y, además, a que desde 1962, con la independencia de Argelia, era el único territorio del norte de África sin descolonizar.
En la década de los 60 la empresa española Cepsa, especializada en la explotación, el refino y la distribución de hidrocarburos, realizó prospecciones en busca de petróleo.
Si había en los desiertos de Libia y Argelia, ¿por qué no podía haber en el Sáhara atlántico? Sin embargo, no se encontró nada… o eso parece
Aunque sin petróleo el territorio ya era suficientemente rico para justificar una invasión.
Sea como fuere, las explotaciones mineras hacían crecer la población de El Aaiún, con funcionarios, militares, técnicos y nativos que se asentaban en la ciudad.
Como es sabido, Marruecos y sus aliados en la ONU impidieron que España procediese a organizar el referéndum de autodeterminación para los saharauis
y a continuación el rey Hassán II movilizó la Marcha Verde y arrancó del Gobierno español la entrega del Sáhara.
Los Acuerdos de Madrid (cuya validez no reconoce la ONU, que sigue considerando a España la potencia administradora del Sáhara) incluían la cesión de Fos Bucraa a la empresa pública marroquí Office Chérifien de Phosphates (OCP), que es el mayor exportador de fosfatos del mundo: en 2010 el valor de sus exportaciones superó los 4.500 millones de dólares.
De esta manera, España desaparecía como exportador y el fosfato se convertía en un monopolio marroquí, con lo que el sultán podía fijar los precios.
Recuerdas la Frase… Kissinger dijo que no, que cuando España había sido importante, se había vuelto peligrosa.
Según la revista Forbes, el control sobre la OCP explica la inmensa fortuna del rey Mohamed VI. Y un sexto de esos fosfatos proviene del Sáhara, explotados tan ilegalmente como la pesca del banco canario-sahariano.
Pero los fosfatos no sólo producen dinero, sino respaldo diplomático. Entre los documentos de la Administración de Estados Unidos filtrados por Wikileaks había varios en los que la embajada de ese país en Rabat constataba que los acuerdos de compra de fosfatos por la empresa nuclear Areva implicaban un acercamiento de Nicolás Sarkozy a las tesis marroquíes a favor de la anexión del Sáhara.
El Gobierno de José María Aznar concedió a Repsol permiso para realizar prospecciones petrolíferas cerca de las costas de Lanzarote y Fuerteventura, hecho que fue recibido con protestas por parte de Rabat.
Tribunal Supremo anuló el decreto porque no fijaba medidas ambientales. En sus casi ocho años de Gobierno, Rodríguez Zapatero no hizo nada para renovar las concesiones el socialista se amparó en la falta de consenso social, debido a la oposición de los nacionalistas y los ecologistas locales, pero también a la presión marroquí.
Mariano Rajoy y a su ministro de Industria, autorizaron las prospecciones de nuevo
El riesgo se encuentra, como con los fosfatos, en las imposiciones marroquíes. Marruecos se ha negado a delimitar las aguas jurisdiccionales con España.
¿Por qué? Para poder reclamar los yacimientos de petróleo que se encuentren en el Atlántico.
Pero volvamos atrás nuevamente.
Resulta determinante destacar el papel clave que Estados Unidos, con su total adhesión a Marruecos, ha jugado y sigue jugando en el conflicto por el control del Sáhara.
Desde una perspectiva histórica, la vinculación del Reino de Marruecos con EEUU se ha mantenido vigente desde hace más de dos siglos. En 1777, Marruecos se convirtió en el primer país en reconocer la independencia de los Estados Unidos de América.
De hecho, esta buena sintonía se materializó en la firma de un acuerdo, en 1783, entre ambos países, todavía hoy vigente.
También Francia ha sido un aliado incondicional de Marruecos en su lucha contra el Frente Polisario, decidida a no perder influencia en favor de Estados Unidos en el Magreb.
En su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ha vetado el tratamiento de este asunto como «conflicto», lo que hubiese supuesto la imposición del llamado Plan de Arreglo solución aprobada en 1988 y que nunca llegó a aplicarse. Hasta la fecha, tampoco ha fructificado la llamada «tercera vía»: primer y segundo Plan Baker.
Así, cuando España en el año 1947 descubrió los primeros yacimientos de fosfatos, daba el pistoletazo de salida a una guerra por su control. La aparición de la mina de BuCraa (una de las más grandes del mundo), en 1963, terminó por atraer el interés global.
Hoy por hoy, Marruecos es el mayor exportador de fosfatos del mundo (con una producción anual aproximada de 30 millones de toneladas). Todo eso, robado a España
Y mientras Marruecos es el principal exportador, Estados Unidos es el principal importador. En los últimos diez años, habría estado recibiendo el 99 por ciento de sus importaciones procedentes del Sáhara Occidental.
Según se ha estimado, los yacimientos de BuCraa tienen una vida por delante de 30 ó 40 años. Después, se agotarán. Pero, al precio actual, sabemos que los fosfatos procedentes de estas minas podrían están incrementando las arcas del Reino alauí en unos 1.250 millones de euros año
Una cifra que justificaría la lucha por la anexión del Sáhara. Sólo considerando el precio actual de los fosfatos, en tres décadas estaríamos hablando de unos 38.000 millones de euros.
Ahora sigan creyendo, que a Carrero Blanco lo mató la ETA, que a los saharawis les debemos los españoles algo. No, no les debemos nada -desde mi punto de vista-.
Si alguien les debe algo son La Haya, Marruecos, Francia y Estados Unidos.
Pero volvamos a la frase de Kissinger: …cuando España había sido importante, se había vuelto peligrosa.
Peligrosa no, nuevamente rica. Y un nuevo imperio exportador.
Y ahora, sigue creyendo, que a Carrero Blanco lo mató la ETA.
🇯🇪𝕯𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝕸𝖔𝖓𝖙𝖊𝖗𝖔𝖘 🇯🇪
Fuentes:
https://gaceta.es/noticias/explosivo-mato-carrero-blanco-manipulo-base-rota-19122016-2131/
http://www.lacerca.com/noticias/reportajes/referendum-autodeterminacion-pueblo-saharaui-19235-1.html