Historias de allende los mares. Éranse unos españoles por el mundo; Un general muy prudente y un emperador fusilado.

Capitán Cuerpo del Estado Mayor Expedición a Mexico año de 1862. La tela es por primera vez la que será el heroico «rayadillo» el emblema no aparece en el cuello aunque lleva vueltos celestes.

El 10 de diciembre de 1861 un contingente de 6.000 soldados españoles al mando del general Gasset, transportados por la flota del almirante Gutiérrez de Rubalcaba, desembarcaban en la ciudad de Veracruz. El hecho no era nuevo. En ese mismo lugar desembarcó la expedición de Juan de Grijalva en 1518. Un año después lo hacía Cortés. En noviembre de 1825 se rendía la guarnición española en San Juan de Ulúa, fortaleza frente a la ciudad veracruzana.

Habían pasado trescientos cuarenta y tres años desde los desembarcos de Grijalva y Cortés; y treinta y seis desde la última resistencia española ante la independencia de México. El general Prim desembarcaba en enero, siendo aclamado en la ciudad.

Antecedentes

Por la firma de la Paz de Basilea (1795) del gobierno español con el francés, el primero cede Santo Domingo al segundo con lo que Francia, que ya dominaba Haití, completa la posesión de la antigua isla Española. Al mismo tiempo que tiene lugar la guerra de independencia en España, se produce un correlato de guerra de independencia dominicana (1808-1809) contra Francia, lo que permite su vuelta a España hasta 1822. En este último año se incorpora a Haití hasta 1844, en que se hace independiente. Los dominicanos solicitan su reincorporación a España, cosa que ocurre efectivamente en 1861, pero con tan poca fortuna que una sublevación antiespañola lleva a la separación definitiva en 1865.

La confusa intervención en México se fraguó en las cancillerías europeas de París y Londres, a las que se unió el gobierno español. El pretexto de Francia e Inglaterra, que deseaban una zona de influencia en América, fue el dotar a México de un gobierno estable y fuerte después de que, en 1860, el radical Benito Juárez derrotase a los moderados. España se vio perjudicada por la expulsión del embajador español y por la suspensión del pago de las deudas contraídas.

Ciertas disputas con el clero, así como con los diplomáticos de España en México, habían iniciado una cadena de intranquilidades entre México y varios países europeos. Además, las complicaciones económicas causadas por la Guerra de Reforma y la Revolución de Ayutla, a pesar de las medidas tomadas por el gobierno para reducir los costos de la guerra (por ejemplo la reducción de las fuerzas militares), forzaron al gobierno a suspender la liquidación de las deudas externas por un periodo de dos años.

Dispuesta ya la expedición sólo faltaba la designación de un jefe, y aún en contra del mismo O’Donnell, fue designado el General Juan Prim, Conde de Reus, por sus méritos contraídos en la reciente campaña de África a favor de España, el cual partió de Madrid el 23 de Noviembre de 1861, arribando a La Habana un mes después, siendo recibido por el Capitán General de la Isla, General Serrano, con grandes muestras de afecto.

España, Reino Unido y Francia formaron una alianza tripartita en octubre de 1861, con el propósito de protestar conjuntamente contra las políticas económicas mexicanas; exigieron el pago de la deuda, aunque, aparentemente, sin la intención de intervenir en los conflictos internos de México. Para presionar al gobierno mexicano enviaron una expedición armada que arribó a Veracruz en enero de 1862.

El ministro mexicano de Relaciones Exteriores Manuel Doblado notificó al general español Juan Prim, a cargo del movimiento tripartita, de las complicaciones económicas del país y logró persuadirlo de que la suspensión de las deudas era algo transitorio. Para los gobiernos de España y Gran Bretaña esta explicación fue suficiente y zarparon de Veracruz una vez concluidas las conferencias diplomáticas de La Soledad. Sin embargo, las tropas francesas se negaron a retirarse, pues Napoleón III tenía intenciones de instaurar una monarquía en México desde la que planeaba apoyar a los confederados en la Guerra Civil Estadounidense y disminuir drásticamente el poder de Estados Unidos en la región. Estados Unidos protestó oficialmente al apoyo de Austria el 6 de mayo.

La invasión

Francia envió cerca de 5 000 hombres bajo el mando de Carlos Fernando Latrille, Conde de Lorencez, quienes llegaron a Veracruz el 6 de marzo de 1862. Entre tanto los soberanos de España y Gran Bretaña disolvieron la alianza tripartita, agraviados por la diligencia de Francia, y se dispusieron a arreglar sus asuntos con México individualmente.

A partir del 6 de marzo de 1867 el General Mariano Escobedo sitió la ciudad de Querétaro; mientras tanto, el general Porfirio Díaz sitiaba la ciudad de México, impidiendo a Márquez y Vidaurri reforzar a las tropas imperiales en Querétaro. Después de 71 días de resistencia, Querétaro cayó en manos de Escobedo por una traición, y el 19 de junio fueron fusilados, en el Cerro de las Campanas, los generales Tomás Mejía y Miguel Miramón, junto con Maximiliano I. Juárez entró en la capital del país el 15 de julio; había triunfado la República.

Buques de Guerra de Francia.

El ejército francés para poder invadir los puertos del Pacífico mexicano se apoyó al menos de los siguientes buques de guerra:

·Victoire.
·La Bayonnaise. Inició la intervención en Mazatlán, bloqueando el puerto en 1862.
·Rhin. Considerado uno de los buques de guerra más modernos por utilizar hélices.
·D´Assas.
·Diamante.
·Lucifer.
·Cordelière. En las aguas de Mazatlán sostuvo un combate contra las fuerzas del Coronel Gaspar Sánchez Ochoa.
·Marie.
·Talismán.

Consciente de que la empresa de crear una monarquía en México exigiría más tiempo y recursos, Napoleón preparó una nueva expedición militar, esta vez compuesta por mas de treinta mil hombres al mando del general Elie Fréderic Forey, que llegó a Veracruz en septiembre de 1862. Lorencez fue destituido y Forey comenzó a preparar un nuevo ataque contra la ciudad de Puebla. No fue hasta el 16 de marzo de 1863 cuando el nuevo ejército francés inició los preparativos para establecer un asedio formal.
Debido a que Zaragoza había muerto en septiembre, el comandante del Ejército de Oriente era el general Gonzales Ortega, quien luego de resistir valerosamente durante dos meses el cerco de los franceses, tuvo que rendirse el 17 de mayo y entregar la plaza.

La caída de Puebla determinó la destrucción total del ejército mexicano y que la capital de la república quedara a merced del invasor. Ante ello el presidente Juárez decidió huir hacia San Luis Potosí, no sin antes declarar que los poderes nacionales y el gobierno marcharían junto con él y su gabinete.

Conclusiones

La invasión francesa de México fue un intento de Napoleón III de revivir el Imperio francés, así como de prevenir el crecimiento de los Estados Unidos a través de alguna anexión de territorio mexicano. Fue devastadora para México, ya que sólo ayudó a incrementar el periodo de inestabilidad y agitación durante parte del siglo XIX. Además incrementó la deuda externa y creó una disrupción en la producción agrícola e industrial.

La caída del imperio de Fernando Maximiliano de Habsburgo es atribuida principalmente a la retirada de las tropas francesas, pero el corte liberal con el que gobernó Maximiliano fue un factor interno que también desempeñó un papel. Las medidas liberales que expidió Maximiliano, como la que instituía la educación primaria laica, gratuita e ineludible, le granjearon el rechazo de los conservadores, con los cuales compartía el gobierno, sin ganarle a cambio el favor de los liberales republicanos. Aunado a eso, la retirada de las tropas francesas en un momento crítico, cuando los republicanos seguían hostiles y sin haber llegado a un acuerdo con ellos por el cual reconocieran el Imperio, facilitó la reconquista de los territorios perdidos.

Sin embargo, en el mismo tiempo se sucederían dos hechos cruciales y que serían parte de la causa de la derrota de la ocupación francesa:

Los federalistas de los Estados Unidos ganaron la guerra de secesión, estando ahora sí en mejor posición para ayudar con armas y logística a Benito Juárez, quien se encontraba en ese entonces con su gobierno paralelo en Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez) y con ello, las guerrillas mexicanas comenzarían a infligir derrotas al ejército francés, como las batallas de Santa Gertrudis, La Carbonera, Miahuatlán y la batalla del 2 de abril, entre otras más.

El Imperio Austriaco había perdido la Guerra de las Siete Semanas frente a Prusia en el año anterior. Con el nuevo escenario europeo, el interés de los gobiernos franceses y austriacos en sostener una guerra en América se vio reducido.

A lo anterior hay que sumar una Austria devastada por la pérdida de la guerra Austro-Prusiana, por lo que tampoco Francisco José (emperador de Austria) estuvo en posición de ayudar ni a su propio hermano, Maximiliano I de México. El costo para Francia de invadir México fue de 300 millones de francos, según datos oficiales de ese país.

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Juan Prim y Prats

Militar muy carismático en aquella España de mediados del siglo XIX. Muy joven se alistó en el ejército para luchar en la primera Guerra Carlista, ganando dos laureadas. Inicialmente liberal progresista, por sus diferencias económicas con Espartero acabó en el campo de los moderados, participando inclusive en el derrocamineto del regente en 1843. Ascendido a brigadier, acabo enfrentado también a Narváez. En el Bienio Progresista (1854-1856) es capitán general de Granada, venciendo a los rifeños en las puertas de Melilla, lo que le hizo teniente general. En los años del gobierno de O´Donnell se hizo de la Unión Liberal, llegando sus momentos de mayor gloria militar y en pleno carisma popular. En la guerra de Marruecos de 1859-60 fue el vencedor de Castillejos y de Wad Ras, entrando victorioso en la plaza marroquí de Tetuán.

En 1861 fue encargado de resolver esta crisis mexicana dado su matrimonio con Francisca Agüero, sobrina de un banquero mexicano y sus contactos con políticos juaristas. En 1862 desembarca en Veracruz en condiciones desfavorables para sus tropas. Firmó por ello la Convención de La Soledad y la retirada prudente de México ante las críticas en España. Su prudencia evitó caer en la trampa de Napoleón III.
Vuelto a España, se afilió de nuevo al Partido Progresista con el ánimo decidido de derrocar a Isabel II, iniciando desde ese momento una serie de conspiraciones frustradas (sobre todo la de junio de 1866 y que acabó huyendo a Portugal ante el fusilamiento masivo de los sargentos del cuartel madrileño de San Gil) hasta el definitivo triunfo de Cádiz en septiembre de 1868.

Benito Juárez

Tras entrar los sucesos de Querétaro (fusilamiento de Maximiliano en 1867), logró entrar triunfante en la Ciudad de México como flamante presidente. Tras asentar en México la enseñanza laica, renovó el cargo en 1871. Los conservadores no se quedaron quietos y, con Porfirio Díaz en las conspiraciones, fue expulsado del poder por golpe de estado. Murió al poco (1872).

EL GENERAL SERRANO

Hijo de un militar liberal en las Cortes de Cádiz de 1812, inició su carrrera militar en la primera guerra carlista, en la que logró ascender a brigadier y ganar la Laureada. En su vida política fue un oportunista, un auténtico camaleón, que tanto se afiliaba al Partido Progresista como al Moderado a la Unión Liberal, según las coyunturas del momento. Como buen oportunista y ególatra, fue un declarado rival de Prim, especialmente en esta crisis. Llegó a tener relaciones íntimas con la misma reina Isabel II, de la que era su «general bonito», preferido de la misma en las continuas crisis del reinado.
Durante esta mini guerra mexicana era el capitán general de Cuba (1859-1862) enriqueciendose considerablemente con el tráfico de esclavos. Desde este cargo criticó duramente a Prim por su temprana retirada de México, además de precipitar el desembarco en Veracruz sin esperar la llegada de este. No podía soportar ser el secundón de esta crisis que seguiría encumbrando a su rival.

Su gran «hazaña» fue la desarticulación de la frustrada conspiración de Prim y el inmediato fusilamiento masivo de los sargentos del madrileño cuartel de San Gil en 1866. La reina por ello le nombró duque de La Torre con grandeza de España.
Dos años después, como ejemplo de su camaleonismo político, recién muerto su jefe político, el general O´Donnell, se pasó al bando anti-isabelino. En 1868, tras el triunfo de la Revolución de Septiembre, fue el regente hasta la llegada del nuevo monarca Amadeo I. En 1873, en los meses de la I República, huyó a Francia, desde donde conspiró hasta derrocarla con el golpe del general Pavía (4 de enero de 1874), implantando su dictadura personal hasta el golpe de Sagunto que supuso la restauración de la dinastía borbónica de Alfonso XII. Éste le marginó del nuevo régimen a pesar de reconocerle como rey. Alfonso le «caló» su camaleonismo. Murió en Madrid en pleno olvido, el que fuera gran protagonista del reinado isabelino.

Estudios recientes a la momia del general Prim revelaron que había sido estrangulado a lazo despues del atentado de la calle del Turco siendo uno de los doce sorpechosos Francisco Serrano y Domínguez y Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, candidato al trono de España y presunto autor intelectual y financiero de los atentados.

Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena

Fue el segundo Emperador de México, y único monarca del denominado Segundo Imperio Mexicano. Por nacimiento, ostentó la dignidad de Archiduque de Austria, debido a su filiación con la poderosa Casa de Habsburgo. Fue el hermano más próximo del Emperador Francisco José de Austria-Hungría, y consorte de la princesa Carlota Amalia de Bélgica, hija del rey Leopoldo I de Bélgica (primero de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha).
Aunque criticado como ingenuo e indeciso, Maximiliano es a menudo elogiado por los historiadores debido a sus reformas liberales, su genuino deseo de ayudar al pueblo mexicano, su negativa a abandonar a sus leales seguidores, y su valentía durante el sitio de Querétaro. Ha sido elogiado incluso por historiadores que creen que no tenía por qué haberse involucrado en asuntos mexicanos. Tuvo la oportunidad de abdicar y regresar a Austria protegido por el ejército francés, pero no lo hizo. En México, él y su consorte son conocidos como Maximiliano y Carlota.