Nada más dar el golpe de Estado, Primo de Rivera instauró una dura política contra los nacionalismos, sobre todo el catalán, al que consideraba unos de los grandes «males» del país
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«De los males patrios que más demandan urgente y severo remedio, destacan el sentimiento, propaganda y actuación separatistas que vienen haciéndose por odiosas minorías, que no por serlo quitan gravedad al daño, y que precisamente por serlo ofenden el sentimiento de la mayoría de los españoles, especialmente el de los que viven en las regiones donde tan grave mal se ha manifestado», escribía el generalPrimo de Rivera el 17 de septiembre de 1923, menos de una semana de su golpe de Estado.
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Primo de Rivera, en 1925
Tras medio siglo con el sistema de laRestauración, el excapitán general de Cataluñainstaura su dictadura para «salvar la patria» y librarla de «los males» que acechaban a un Estado en plena descomposición. Uno de los primeros objetivos que se propuso –además de terminar con el sistema parlamentario «inmoral y corrupto», los desórdenes públicos y el problema marroquí– fue el de erradicar de un plumazo los separatismos en España. El dictador impuso rápidamente una dura política contra los nacionalismos e independentismos periféricos, que quedó plasmada con la firma, pocos días después de haberse iniciado el directorio militar y de haberse declarado el estado de guerra, del Real Decreto sobre el Separatismo, del que ahora se cumplen 90 años. El objetivo: imponer sanciones que «eviten el daño apuntado» y «purgar el virus que representa la menor confusión, el más pequeño equívoco en sentimientos que ningún pueblo ni Estado conscientes de su seguridad y dignidad admiten ni toleran», especificaba Primo de Rivera en el preámbulo del Real Decreto dirigido al Rey Alfonso XIII.
El apoyo inicial del nacionalismo catalán
En un principio, Primo de Rivera disimuló su anticatalanismo para no decepcionar a la poderosa burguesía catalana ni a la Lliga, quegobernaba en la Mancomunidad de Cataluña. Y de hecho, en los primeros instantes el nacionalismo catalán apoyó a Primo de Rivera creyendo que, al haber sido capitán general de Cataluña, les favorecería en su camino hacia la obtención de más libertades y privilegios, pero lo cierto es que el fuerte carácter centralista del nuevo dictador se impuso rápidamente. Todo ellos favorecido por el cada vez mayor recelo con que era visto el auge de los nacionalismos catalán y vasco entre la derecha conservadora española.
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Discurso de Primo de Rivera el año del golpe de Estado